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jueves, febrero 16, 2006

Huellas, rastros y señales.- Mamíferos II

Lagomorfos

Hoy hablaremos de conejos y liebres. Dicho así, a secas, parece poco o nada interesante, porque ¿qué puede haber más común que un conejo? No en vano, en su tiempo los romanos llamaron a la península Hispania, que significa “tierra de conejos”. Sin embargo, estos animalillos no están para bromas, y tampoco los animales a los que sirven de alimento. Estos últimos años, los lobos, algunas de nuestras rapaces depredadoras, y, sobre todo, el castigado lince ibérico, que basa su dieta en estos roedores, han notado sobremanera el descenso de sus poblaciones en la península por epidemias como la mixomatosis y la presión cinegética humana. Parece ser que ahora se están recuperando, dada su eficacia reproductiva –sobre todo en el caso de los conejos-, pero aún así, no debemos dejar de prestarles atención, pues son una pieza muy importante en las redes tróficas de nuestro territorio.

Significados ecológicos aparte, lo primero que hay que saber es en qué se diferencian liebres y conejos, cosa que resulta bastante difícil cuando lo que uno ve en el campo es un borrón de pelo pardo escondiéndose tras un matojo. Pero bien, si somos silenciosos y vamos armados con unos prismáticos medio decentes, podremos ver muchas diferencias. En plano general, las liebres son siempre más grandes, musculosas y estilizadas que sus parientes, siendo sus patas más largas y delgadas. Sus orejas, más lanceoladas, acaban siempre en una punta negra que nunca aparece en los conejos, mientras que el pelaje de la cola del conejo es más claro. Y bueno, si alguna vez podéis mirar cara a cara a uno de estos bichos, tened en cuenta que el conejo os mirará tiernamente con sus grandes ojos pardo oscuro, mientras que la mirada de la liebre, de iris amarillento y pupila muy evidente, puede que más bien os desconcierte.


Conejo (Oryctolagus cuniculus)


Liebre ibérica (Lepus granatensis)


Seguramente, estos dos animales sean los que con más probabilidad nos topemos en el campo, pero, al igual que la mayoría de mamíferos de nuestra península, sus hábitos nocturnos o crepusculares harán que tengamos que remitirnos al rastro de su paso. En lo que a huellas se refiere, es característico de ambos animales dejar marcados los pelos que recubren los dedos formando una almohadilla, aunque esto es difícil de ver si el terreno en el que se imprime la huella no es de tierra fina o está embarrado. Para diferenciarlas, nos valdremos del tamaño y de la regla de la caja de cerillas normal, de unos 3x7 cm. Si la huella es más ancha que ésta y ocupa más de dos tercios de su longitud, es una liebre y en el caso contrario, de un conejo.

Huella de conejo, con pelo visible


La regla de la caja de cerillas


Pero el rastro más evidente de estos animales son los excrementos. Sí, queridos amigos, así son las cosas. Si uno quiere conocer a sus hermanos salvajes, debe dejarse los remilgos en casa. No es raro encontrar en el territorio de estos animales los famosos cagarruteros o grupos fecales, que se usan con mucha asiduidad para conteos en estudios poblacionales. En este sentido, diferenciaremos un excremento de otro por su tamaño y longitud, nuevamente mayor en las liebres, y por su aspecto. En las liebres, el color es más claro y asemejan madera de conglomerado, mientras que los del conejo son más uniformes.



Excrementos de conejo




Excrementos de liebre

En cuanto a las guaridas, el conejo excava una red de galerías interconectadas a unos 40 o 50 cm de la superficie, marcadas en sus entradas por montones de tierra sobrantes y montones de excrementos. Son animales sociales, de modo que cada sistema subterráneo cuenta con varias familias. Por el contrario, la liebre, de hábitos solitarios, descansa y cría a sus cachorros en una depresión de pocos centímetros muchas veces tapizado con su propio pelo para darles calor. Es muy difícil verlas agazapadas en su cama, pues se quedan inmóviles hasta que nos acercamos, a veces, hasta casi menos de un metro. De ahí el dicho “donde menos lo esperas, salta la liebre”. Así que cuidado cuando conduzcáis de noche por el campo, porque ellas también suelen usar las carreteras.

Entrada a la madriguera de un conejo


Cama de liebre


Ah, y de regalo, un ejercicio práctico sobre lo visto hasta ahora. Aquí tenéis algunas fotografías de unas huellas sobre la nieve en el Cid, un monte cercano al pueblo de Darja y mío, hechas por Darja. ¿Adivináis qué animal pasó por allí?


La solución, en los comentarios la semana que viene ^_^



Fuentes:

- “Huellas y señales de los animales de Europa”, P. Bang y P. Dahlstrom. Ed.: Omega.

- Documentación del seminario de CAM Obra Social de la Font Roja “Rastros, huellas y señales de la fauna”, recopilada por José L. Cantó.

- “Descubrir Campos y Pueblos”, José Luis Gallego. Ed.: RBA


- www.sierradebaza.org

- www.lorca.net

9 Comments:

Blogger Siltha said...

Ni idea de qué huellas son, no se ve muy bien, y encima no puedo comparar tamaños. :P

Pero mola el cursito este, se aprende mucho (todo porque te lo curras mucho ^_^)

17/2/06 19:53  
Anonymous Anónimo said...

Hum, bueno, sobre el tamaño, al lado de la huella tienes otra de humano, para que te hagas una idea. Por lo de la definición de la foto... Bueno, es que me hacía ilusión poner una foto propia ^^U Intentaré poner otra.

Ah, y muchas gracias!

17/2/06 23:18  
Anonymous Anónimo said...

Pues por el tamaño yo diría que es una liebre :-D

24/2/06 23:17  
Anonymous Anónimo said...

Uf, perdón, al final no puse más fotos... v_vU

En fin, son de ratón. Las puse porque me hizo mucha gracia que la cola se veía perfectamente. Fijáos en el surco que hay entre las marcas de las patitas ^^

4/3/06 18:20  
Anonymous Anónimo said...

Pero serás tramposa :-PP

5/3/06 11:41  
Anonymous Anónimo said...

Observación: Las liebres y conejos no pertenecen al orden de los roedores, sino al de los lagomorfos.

11/5/07 07:12  
Anonymous Anónimo said...

Tienes razón, pero bueno, usar el término roedor es por llamarlo de alguna forma, porque no tiene mucho sentido dirigirse a la gente en general, que no tiene por qué tener idea de taxonomía, y decir "vamos a hablar de lagomorfos"

Pero bien, para que quede constancia, los conejos y liebres pertenecen al orden Lagomorpha, familia Leporidae. EL conejo es la especie Oryctolagus cuniculus y la liebre el género Lepus (hay varias especies)

11/5/07 14:48  
Anonymous Anónimo said...

Hombre, pues decir que son roedores para que lo entienda el publico en general es seguir dejando que el público en general sea un ignorante, pq poco tienen que ver lagomorfos y roedores

18/6/08 19:32  
Anonymous Anónimo said...

¿Y el post tan currado qué tal está, bien?

Si el público general tiene un mínimo de interés irá a buscar más fuentes de información, como hace cualquiera que tenga dos dedos de frente, a ver a qué tanta tontería cuando ya se te ha dado la razón y se ha puntualizado en los comentarios.

Desde luego...

18/6/08 19:51  

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